Las grandes empresas promotoras inician 2011 con nuevos objetivos tras centrarse los últimos años en solucionar sus problemas financieros. La incertidumbre que se cierne sobre la economía y el ‘stock’ que queda son los retos pendientes.
El sector inmobiliario comienza a ver la salida del túnel. Así definía Metrovacesa su situación tras anunciar el acuerdo con el 90% de sus acreedores para refinanciar la deuda. Tras años de negociación con sus entidades financieras, las inmobiliarias encaran una nueva etapa.
Después de centrarse las compañías en resolver los problemas financieros, ahora le toca el turno a su operatividad. El nuevo periodo nada tiene que ver con la esperada reactivación del sector. Las señales son aún débiles y con tímidos resortes, como la subida de la venta de vivienda nueva un 1,8% en 2010 poniendo fin a un largo período de caída de las compraventas.
La situación no es la misma para todas. Aquellas que acumulan un stock importante en su área residencial y, sobre todo, de suelo, deberán acometer mayor esfuerzo. Los más de 700.000 pisos aún sin vender y el millón de metros cuadrados de oficinas aún disponibles, dificulta la reactivación del mercado.
Entre las posibilidades de negocio, surgen las alianzas banco-promotor. Tras protagonizar enfrentamientos y tachar de competencia desleal la venta de casas por parte de entidades financieras, ahora empiezan a cerrar acuerdos. La fórmula permite a los bancos y cajas sacar del balance los suelos adjudicados y a los promotores, viables financieramente, seguir trabajando.